NOTIENESQUEHABLAR

By Luisa Sánchez

Sí, está ahí sentada –como siempre.

Y él está a su lado –como siempre.

La angustia de saber que tocará la puerta

entrará y se sentará justo en la ventana

–ella está justo hacía la ventana–.

Esas miradas frías y la pose (hasta estúpida) de niña mala no ocultan su deseo.

Él llega (acompañado).

Toca(n) la puerta.

Entra(n).

Se sienta justo en la silla que da a la ventana (él).

Se sienta al lado de la puerta (compañera de él).

Oculta su rostro con el cabello “para que no la vean”.

¿Linda? Sí.

¿Interesante? Puede ser.

¿Misteriosa? ¡Qué va, es solo pose!

El que está a su lado, lee –como siempre.

Ella observa:

Su cabello no oculta la calidez de su mirada hacia (él) la ventana.

Él gira en la silla que está en la ventana

Los ojos de ella parecen dar círculos al mismo tiempo.

Es incapaz de cambiar su mirada hacía ella que la observa –su angustia.

Qué terrible puede ser el tiempo con los deseos.

No puede hacer nada con su mirada, con sus manos blancuzcas ni con su pose ridícula.

Sólo unos cuantos meses atrás…

Él no tendría la necesidad de tocar la puerta.

Ella no tendría que posar.

Se levanta(n).

Buenos deseos.

Se cierra la puerta,

y sigue con el que lee sentado a su lado.